sábado, 5 de septiembre de 2009

Si vienes, por ejempló, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario